12 de mayo de 2014

Noches sin ti.

Noches de insomnio. Noches llenas de nada. Noches en las que te aferras a la almohada intentando dormir sin éxito. Noches en las que la inspiración hace acto de presencia.
Noches en las que lo único necesario es su cuerpo junto al mío dejándose llevar. Noches de pasión, de euforia. Noches sin dormir. Noches de placer.
Noches de pensar, de ordenar sentimientos; Sentimientos que una y mil veces llegan a lo mismo, sea cual sea el camino escogido, la meta siempre es él.
Siempre son sus ojos, su olor, su pelo, su sonrisa, su piel... Siempre son sus besos por cada uno de mis lunares, sus mordiscos, sus caricias; Joder, y qué caricias. Caricias de esas que erizan la piel, incluso el corazón. Caricias sin precio. Caricias que elevan.
Me eleva, sí, me lleva a límites jamás explorados por el hombre, a un mundo sin nadie, sin tiempo que corra, sin prisas, sin atascos, sin mal, sin celos, sin impedimentos, solo nosotros, dos cuerpos sin dueño que se eligen el uno al otro para siempre.
Compás y ritmo, el de nuestra risa; Más fuerte e indestructible que cualquier barrera.
Felicidad constante, imparable, eterna, eterna...
Eternas y vacías noches sin ti.