12 de mayo de 2014

Noches sin ti.

Noches de insomnio. Noches llenas de nada. Noches en las que te aferras a la almohada intentando dormir sin éxito. Noches en las que la inspiración hace acto de presencia.
Noches en las que lo único necesario es su cuerpo junto al mío dejándose llevar. Noches de pasión, de euforia. Noches sin dormir. Noches de placer.
Noches de pensar, de ordenar sentimientos; Sentimientos que una y mil veces llegan a lo mismo, sea cual sea el camino escogido, la meta siempre es él.
Siempre son sus ojos, su olor, su pelo, su sonrisa, su piel... Siempre son sus besos por cada uno de mis lunares, sus mordiscos, sus caricias; Joder, y qué caricias. Caricias de esas que erizan la piel, incluso el corazón. Caricias sin precio. Caricias que elevan.
Me eleva, sí, me lleva a límites jamás explorados por el hombre, a un mundo sin nadie, sin tiempo que corra, sin prisas, sin atascos, sin mal, sin celos, sin impedimentos, solo nosotros, dos cuerpos sin dueño que se eligen el uno al otro para siempre.
Compás y ritmo, el de nuestra risa; Más fuerte e indestructible que cualquier barrera.
Felicidad constante, imparable, eterna, eterna...
Eternas y vacías noches sin ti.

14 de marzo de 2014

Felicidad

Siento su respiración en el cuello, me agarra con su mano la cintura, de vez en cuando suelta un pequeño ruido que me hace sonreír sin saber muy bien porqué, y de repente, cambia de postura, y sin ni siquiera darse cuenta me acaricia el cuerpo, suavemente, y me eriza la piel, de esa manera tan delicada que él sabe. Con su brazo me rodea el cuello mientras yo le doy pequeños besitos por todo él hasta conseguir entrelazar su mano con la mía. A cada movimiento minimamente brusco, a cada cambio de respiración, le acaricio para calmarlo y creedme cuando digo que realmente lo consigo.
Quizá no esté segura de muchas cosas en mi vida, a veces ni lo estoy de mi misma, pero sé con certeza que quiero que sea su cuerpo y su carita lo primero en ver al despertar y al acostarme cada día de mi vida; Y que solo quiero que sea él el que me vea con cara de sueño, y quiero que me despierte a besos, y espero que sonría al verme dormir al igual que hago yo. Quiero cogerle de la mano y decirle que a mi lado todo va a estar bien, que no hay nada malo, que es el único y el último, que nada me podría llenar después de él, porque no pueden hablar de felicidad si no le han dormido a caricias.

7 de febrero de 2014

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¿Sabéis eso que se siente cuando te miras al espejo y te rompes por dentro? O como cuando ves fotos de otras chicas y... Y.
Es una sensación de mierda, realmente, no poder llegar a sentirte a gusto contigo misma, que solo te ves bien cuatro días al año, que por más vueltas que le des, sabes que es difícil gustarte como deberías, y qué jodido es...
No te valen que te digan lo preciosa que eres, que no te hace falta cambiar nada, que así estás genial, que... En fin, tópicos que cansan, que aburren, que por más que te los repitan, no te los crees, no puedes, ni aunque lo intentes. Quizá consigues hacerlo, pero nunca dura mucho, puesto que te da igual lo que te llamen, mientras tú misma te dices todo lo contrario.
No se si llamarlo masoquismo, falta de amor propio, paranoias o realidades, solo sé que no es necesario ponerle nombre, el sentimiento que tienes hacia ti, pesa mucho más que nada. Y es triste, mucho.

19 de diciembre de 2013

Odio la falsedad, odio la hipocresía, odio la falsa modestia, odio las falsas sonrisas, odio la despreocupación, odio la envidia, odio la desconfianza, odio el desorden, odio el orden.
Odio que las cosas salgan mal, odio los planes, odio las ilusiones, odio las desilusiones, odio que no se comprometan, odio las promesas.
Odio las peleas, odio la monotonía, odio el odio, odio a los que odian, sin embargo, sin odio, no existiría el mayor error humano, el mayor placer que existe, lo que nos mata y lo que más fuertes nos hace; El amor. ¿Qué sería del amor sin el odio? ¿Qué seríamos nosotros sin amor?
Y si tanto odio al odio, en igual parte odio al amor.
Y si tanto necesitamos al amor, más necesitamos al odio.